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¿Es el uso de las TIC una cuestión de edad?

Fecha:  martes, 11 de noviembre de 2014

Hoy en día vivimos en una sociedad con una economía que depende cada vez más del uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC). Además, todos sabemos que internet y las nuevas tecnologías están cada vez más presentes en nuestra vida cotidiana y ya no es posible vivir de espaldas a un sinfín de herramientas y dispositivos informáticos que nos hacen la vida más fácil.

Este cambio tecnológico se está produciendo a una velocidad que requiere de los ciudadanos que desarrollen una capacidad de asimilación y adaptación a los cambios sin precedentes. En paralelo está teniendo lugar otro fenómeno, no menos significativo, en el ámbito demográfico de los países occidentales: la proporción de personas mayores de 65 años está creciendo con mayor rapidez que ningún otro grupo de edad, lo que se ha convertido en tendencia en los últimos años. Teniendo en cuenta estas dos variables cabe plantearse si este segmento poblacional está incorporando las TIC a su trabajo, a su vida doméstica o a su ocio.

Cuando nos referimos a la tecnología acostumbramos a asociarla con personas jóvenes que viven en entornos urbanos y en pocas ocasiones la identificamos con personas de edad avanzada. Con respecto a los datos estadísticos de Galicia en 2013 se comprueba que el 33 % de los usuarios de servicios TIC tienen entre 55 y 74 años. Aunque parece un porcentaje relevante, en realidad los mayores se van quedando rezagados en el nuevo tipo de sociedad ya que utilizan las tecnologías de la información en menor grado que el resto de la población, ya sea por falta de interés hacia la tecnología o por las limitaciones o barreras tanto propias (nivel de formación, grado de discapacidad, etc.) como del entorno.

Lo paradójico es que se trata de uno de los grupos de población que más pueden beneficiarse de los nuevos avances en esta materia. De hecho, algunos de estos colectivos se encuentran entre los más beneficiados por la agilidad, la rapidez y la usabilidad que proporcionan las TIC, tanto en el mundo laboral como en el personal, tanto en las empresas como en los domicilios o en los espacios públicos de uso común.

No obstante, resulta esperanzador comprobar que, según los datos del Instituto Nacional de Estadística relativos al uso de las TIC por parte de la población mayor, se observa un importante avance en los últimos ocho años, en los que ha aumentado de forma notable el grado de penetración de la sociedad de la información en Galicia.

La compra a través de internet es la actividad menos frecuente para los mayores. Sólo un 6,3 % de la población de entre 65 y 74 años y un 20 % de la de entre 55 y 64 han comprado alguna vez a través de la red en 2013. En el otro extremo el teléfono móvil es el dispositivo más utilizado, tanto por el conjunto de la población como por las personas de edad avanzada. El uso de la telefonía móvil es mayoritario en el grupo de 55 a 64 años (91 %). Este porcentaje se reduce al 76,9 % en el colectivo de personas de entre 65 y 74 años. Cabe destacar que el número de personas que ha utilizado alguna vez internet es el que ha experimentado una mayor variación desde 2009, doblándose entre la población de 55 a 64 años y cuadruplicándose en el grupo de edad de 65 y 74 años.

En base a estos datos comprobamos que la Administración ha desempeñado un papel importante en el impulso y fomento de las TIC entre la población, con diversas iniciativas para mitigar la brecha digital entre diferentes colectivos sociales. En el caso de Pontevedra podemos destacar importantes proyectos se han puesto en marcha al servicio de los ciudadanos para realizar gestiones con la Administración a través de internet, lo que ha facilitado la realización de trámites en línea para la población y en particular para los mayores.

En este sentido, podemos ver que los mayores muestran una mayor capacidad, interés e ilusión por aprender, por lo que hay seguir potenciando estas palancas de impulso para su total e-inclusión en la sociedad del conocimiento. Conseguir la implicación proactiva de nuestros mayores se traduce en una mejora de su calidad de vida y, por tanto, de la calidad del conjunto de la sociedad.

Fuente:  Manuel Márquez, socio de Sector Público de PwC