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En qué consiste la Identidad Digital Europea

Fecha:  jueves, 08 de julio de 2021

 
El pasado 3 de junio la UE presentó el proyecto de Identidad Digital Europea, pero ¿Qué es realmente y qué es lo que aporta a lo ya existente?
La implantación de una Identidad Digital Europea intenta ser la respuesta a varias cuestiones importantes dentro del mundo digital en el que desarrollamos nuestra actividad diaria, tanto a nivel social como personas ciudadanas o como actividad empresarial.
 
Cada vez que nos damos de alta en un servicio en la red, ya sea acceso a redes sociales, servicios bancarios o compras online, estamos creando una identidad digital en cada una de estas plataformas, por lo tanto, nuestra identidad digital esta disgregada y duplicada en cada uno de estos servicios. El principal problema es que no sabemos qué sucede con nuestros datos, qué trato reciben y qué protección tienen ante posibles robos –ataques cibernéticos- que, lamentablemente, son cada vez más frecuentes en las plataformas en las que hemos confiado.
 
Otro aspecto que la UE ha tenido en cuenta es que cualquier ciudadano de la UE pueda identificarse para acceder a servicios públicos o privados de forma virtual o física en toda la Unión Europea, esto, dentro del ámbito empresarial, facilitaría todos los trámites burocráticos entre estados con un consiguiente ahorro de costes y un aumento significativo de la eficacia.
 
Los principios fundamentos de esta nueva identidad digital se pueden resumir en tres aspectos principales:
- Estará disponible para todas las personas ciudadanas, residentes y empresas de la UE.
- Será un método identificador o para confirmar cierta información para acceder a servicios digitales públicos o privados en toda la UE.
- Permitirá a las personas usuarias elegir qué aspectos de su identidad, qué datos o certificados comparte con terceras partes y conservar un historial de esas interacciones.
 
La forma en la que se implementará será con una cartera digital europea o "Wallet", una cartera o monedero virtual en donde podremos tener nuestra identidad nacional junto con otros certificados como permisos de conducir, titulaciones o cuentas bancarias, etc…, de esta forma podremos certificar nuestra edad, alquilar un piso o abrir una cuenta bancaria, facturar en un aeropuerto, pagar impuestos, o alquilar un coche en cualquier lugar de UE a golpe de clic, pero con la ventaja de que solo mostraremos la información imprescindible para cada servicio, es decir, si quiero reservar una habitación de hotel por internet nadie necesita saber de dónde soy o quiénes son mis amistades, con verificar el nombre y la edad sería suficiente, si quiero acceder a un local de ocio nocturno no tengo porque mostrar mi nombre y dirección con certificar que tengo la edad adecuada para acceder ya podría entrar.
 
El tener una Identidad Digital confiable, respaldada y aceptada por los estados miembros de la UE permitirá reducir costes y tiempo en trámites con la administración, mejorará el seguimiento de los documentos y de nuestra información personal, generará confianza en las transacciones, ayudará a extender la firmar digital y la confianza en el origen de los documentos, en definitiva, facilitará las relaciones entre las personas ciudadanas y administraciones de los distintos países miembros de la UE.
 
También parece la solución al creciente problema sobre la privacidad y la protección de nuestros datos, que generamos cada vez que nos damos de alta en un servicio online, con la Identidad Digital Europea seremos nosotras y nosotros quienes decidiremos cuánta información queremos compartir, con quién y para qué, devolviendo al ciudadano el control sobre sus datos personales.
 
En un primer momento, lo que ha hecho la UE es crear un marco para el desarrollo de esta Identidad Digital y de las características de esa Cartera Digital, es una convocatoria para que los estados miembros trabajen en el diseño y los estándares técnicos necesarios para implementar esta tecnología y empezar a probarla a partir de septiembre de 2022.
 
Esta nueva Identidad Digital será emitida por los estados o por entidades privadas autorizadas. Las administraciones públicas y las grandes plataformas digitales estarán obligadas a aceptarla, así como aquellos sectores que requieran un nivel alto de autentificación como energía, servicios bancarios, salud o telecomunicaciones. 
 
La UE espera desplegar esta tecnología en un espacio de tiempo de 5 años y, como sucede cuando se pretende realizar un cambio tan relevante como este, su implantación será de una forma progresiva y voluntaria.
 
Manuel Freire 
Asesor CPED 
 

Fuente:  SmartPeme